El origen de su nombre proviene del latín, Durius flumen.
Su origen geomorfológico está en
una cuenca endorreica que acumuló sedimentos en un sistema lacustre central
durante buena parte de la Era Cenozoica, hasta que se abrió un desagüe hacia el
Atlántico. Esto pudo suceder bien mediante una captura fluvial desde el
Atlántico (por erosión remontante), o bien por un cambio climático a
condiciones húmedas que hiciera rebosar el nivel del agua en la cuenca. La
actividad tectónica a partir de esos periodos no ha generado un relieve
significativo y no podría haber contribuido substancialmente a este cambio de
drenaje. Posteriormente, y de un modo paulatino, se establecería la actual
jerarquía fluvial de la cuenca. Se desconoce en qué momento tuvo lugar la
apertura (exorreísmo) de la cuenca, pero la sedimentación lacustre masiva más
reciente es de hace unos nueve millones de años.